El riesgo de desarrollar cáncer de piel se establece principalmente durante la infancia y la adolescencia.

 

Una única quemadura solar con ampollas en la infancia aumenta más del doble las posibilidades de que una persona desarrolle un melanoma a lo largo de su vida.

 

En el caso de los bebés y los niños pequeños, la mejor medida es mantenerles alejados del sol. Si eso no es posible, intente mantener a su hijo al aire libre únicamente durante las horas en las que el sol es menos fuerte, a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde. En cualquier caso, es recomendable que los bebés de menos de 6 meses no reciban el sol directo.

 

Los niños y jóvenes deberían utilizar protectores solares resistentes al agua, con factor de protección 30, como mínimo, con protección tanto frente a rayos UVA como frente a rayos UVB. Si se exponen al sol, deberían llevar una camiseta, gorra y gafas de sol de calidad con protección UV. No se recomienda aplicar cremas fotoprotectoras en bebés de menos de 6 meses dado que su piel no tiene todavía la función barrera totalmente desarrollada.

 

Es importante enseñar a los niños desde una edad temprana una buena conducta de protección solar. Ayúdeles a adquirir dicha conducta haciendo clic en el libro “Diviértete y aprende con Jo Spots” o descarga los juegos imprimibles.

 

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