Es un hecho que los adolescentes están sometidos a presión por la percepción que tienen de sí mismos. Con frecuencia, a pesar de conocer los peligros del bronceado, muchos adultos jóvenes prefieren intentar broncearse para mejorar su aspecto físico y sentirse satisfechos.

 

Lamentablemente, esta presión hace que muchos adolescentes recurran al uso de cabinas de bronceado que les exponen a una radiación UV que puede ser 15 veces más intensa que los rayos UV del sol y, por lo tanto, más perjudicial.

 

Si se quiere lograr un bronceado por cualquier motivo, entonces resulta fundamental enseñarles el uso de las cremas autobronceadoras. Estas cremas pueden duplicar el brillo natural deseado sin la exposición a rayos UV peligrosos. Pero es importante ser conscientes de que no protegen frente al daño producido por la exposición UV, por lo que no son sustitutos de las cremas protectoras.

 

Intente que la aplicación de protectores solares forme parte de su rutina diaria y téngalos siempre a mano en su casa, en su mochila del colegio o en su bolsa de deporte.

 

No es fácil lograr que su hijo adolescente lleve siempre gorro o que se cubra cuando está al aire libre. La mejor estrategia consiste en llevarlos de compras y animarles a que escojan por sí mismos. El uso de gafas de sol suele ser menos problemático, pero anímeles a escoger un modelo con la protección UV adecuada.

 

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